El pasado mes de enero la Secretaría de Relaciones Exteriores anunció que México adoptaba la política exterior feminista. Sin clarificar lo que esto significa, se ha dedicado a difundirla como un avance a favor de los derechos humanos de las mujeres, mientras en lo interno el país se incendia ante la desigualdad y la violencia atroz contra las ciudadanas.
Se puede creer que este anuncio se enmarca en la tarea que el Gobierno Mexicano tiene, junto con Francia, para la conmemoración de los 25 años de la Plataforma de Acción de Beijing (PAB) aunque no se descarta que sea parte de una muy prematura campaña rumbo a la presidencia 2024.
Qué exactamente es la política exterior feminista mexicana, es la gran pregunta que al parecer no hay intención de aclarar, si nos atenemos al comunicado emitido en enero pasado la cancillería la define como “fundada en un conjunto de principios que buscan, desde la política exterior, impulsar las acciones gubernamentales para reducir y eliminar las diferencias estructurales, brechas y desigualdades de género, con el fin de construir una sociedad más justa y próspera.”
El enunciado tal cual genera una serie de dudas y cavilaciones. ¿Será que desde la política exterior se buscará intervenir a los gobiernos?, ¿cuáles acciones se impulsarán bajo qué agenda?, ¿se piensa en todos los gobiernos o se tiene una selección?, ¿acaso ya hay una agenda?, si es así, ¿por qué no se hace pública?
De acuerdo con el folleto entregado en el marco de la XIV Sesión de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM/OEA), realizada en Santiago de Chile a finales del mes de enero de 2020, los principios de la política feminista mexicana son cinco:
- Política Exterior con perspectiva de género y agenda feminista exterior Plus
- Liderazgo internacional en materia de Género
- Una Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) Paritaria
- Mejoras organizaciones para un ambiente de desarrollo igualitario
- Una SRE libre de violencia y segura para todas
- Erradicar la violencia de género
- La Igualdad se ve
- Visibilización del capital femenino de la SRE
- La SRE es feminista interseccional
- Complementariedad con otras acciones globales
De acuerdo con su comunicado tras el anuncio público, México se convierte en el primer país de América con una política exterior feminista y en el quinto a nivel mundial, después de Francia, Canadá, Noruega y Suecia.
Semejante contexto debe hacer pensar al gobierno mexicano la enorme responsabilidad del anuncio emitido y de la presunción en el exterior, especialmente en América Latina, donde por el contexto regional, hace que México este en la mira.
Si nos basamos simplemente en los cinco principios publicados vemos que solo hay un enunciado referente a la tarea central de la diplomacia, el resto son más bien enunciaciones con un lenguaje alejado completamente de los derechos humanos y de la perspectiva de género que aseguran será transversal.
De acuerdo con la filósofa feminista Celia Amoros, “conceptualizar es politizar”, es decir, sólo un buen análisis de la realidad nos permite saber dónde estamos y cómo organizarnos para cambiarla.
Por desgracia hasta ahora no encontramos este análisis de la realidad de la política internacional en el cual el gobierno mexicano pretende incidir, cuyo análisis implique el lugar mismo que ocupa México a nivel mundial en materia de igualdad y la congruencia que debe haber en casa para alumbrar la calle.
México, el lugar 50 en materia de igualdad
Según el Informe Global de Brecha de Género 2018 realizado por el Foro Económico Mundial en 108 años se logrará cerrar las brechas de género en el planeta. No todo es lineal en el caso de la igualdad en la política esta se alcanzará un año antes (107 años) mientras que se tardará más de dos siglos lograr el Empoderamiento Económico pleno.
Hay que recordar que las cuatro áreas que contempla el Informe Global son: salud, educación, trabajo y política.
De acuerdo con esta clasificación, México se ubica en el lugar 50 en materia de igualdad; en relación con los otros cuatro países que han desarrollado políticas exteriores feministas, México se encuentra a 48 lugares de Noruega que ocupa el segundo lugar en igualdad; a 47 de Suecia, 38 de Francia y 34 de Canadá.
Así que tarea tiene para remontar al interior y poder salir a pregonar al exterior.
De acuerdo Amelia Valcárcel, “en toda la tierra las mujeres bullen quiere también decir que casi ninguna está haciendo lo que sus madres o sus abuelas; que su vida está cambiando. Pero, justo por eso, debe preocuparnos hacia dónde”[i]
Es fundamental que toda política defina claramente su posición, pues en el mundo global “no sólo se están disputando los recursos energéticos limitados, sino las ideas de fondo sobre lo correcto y lo incorrecto, sobre lo bueno y lo malo. Y esa línea de fractura está formada por las mujeres y sus derechos”.[ii]
Entre los debates mundiales se encuentran los impactos de “la globalización neoliberal, la cual ha incrementado la feminización de la pobreza, ha incrementado el deterioro de la calidad de vida de las mujeres por los recortes y el desmantelamiento del Estado de Bienestar, el incremento de los puestos de trabajo femenino en la economía sumergida e informal”.[iii]
Ante estos retos, ¿qué “acciones de gobierno” impulsará la política exterior feminista mexicana?
Las líneas de fractura que involucran a las mujeres y sus derechos a nivel mundial son el aborto, la prostitución y los vientres de alquiler. Debates no resueltos desde lo interno del gobierno mexicano ni de la sociedad y que, en más de uno de ellos, se encuentran posiciones encontradas dentro y fuera del gobierno federal.
Toda política exterior tiene que tener su sustento en una política interior, por lo tanto, aun cuando el Canciller Marcelo Ebrard afirme que “El gobierno de México es feminista y nuestra política exterior también lo será”, las recientes manifestaciones feministas ante el feminicidio y el actuar grosero e ilegal gubernamental dejan hueca esta afirmación.
Para tratar de dilucidar qué tendría que ser la política exterior feminista mexicana, veamos los países con los cuales que quiere rozar la cancillería:
De acuerdo con el asesor de la ex ministra Margot Wallström, la política exterior feminista sueca se centró en las tres erres: respeto a los derechos humanos de las mujeres, representación y recursos.
Esto responde al diagnóstico del gobierno sueco, que entonces señaló que los derechos de las mujeres han sido tratados como un tema aparte de los derechos humanos y, muchas veces, excluidos de las políticas en este ámbito.
El segundo eje buscó incrementar la presencia de las mujeres en todos los ámbitos, y el tercero implicó garantizar recursos hacia los objetivos de género.
A partir de 2014, cuando el gobierno socialdemócrata llegó al gobierno sueco, buscó desmarcarse del gobierno conservador, anunciando que la igualdad entre mujeres y hombres sería un objetivo fundamental de su política internacional.
Su programa de tres años abarcó de 2015 a 2018 con cinco áreas prioritarias: el respeto a la ley, eliminar la violencia sexual, derechos sexuales y reproductivos, empoderamiento económico-material de las mujeres y desarrollo sustentable.
Cabe señalar que uno de los temas nodales fue reconocer la prostitución como una de las formas de violencia sexual contra las mujeres. La ley sueca se basa en un fuerte principio de igualdad, el de no considerar a los mujeres y niños como mercadería que se puede adquirir y dominar con dinero.
Otro de los países que ha desarrollado una política exterior feminista es Francia, que junto con México lidera el proceso de la revisión de la Plataforma de Acción de Beijing tras 25 años de su creación.
De acuerdo con su sitio oficial la diplomacia feminista francesa lucha contra la violencia sexual y de género, impulsa la educación de niñas y mujeres en todo el mundo, impulsa la emancipación económica de las mujeres en el mundo y, en especial, en África.
Para ello, en 2019 Francia destino 120 millones de euros, los cuales fueron gestionados por la Agencia Francesa de Desarrollo.[iv]
Cuando en México se enfrenta una política interna de austeridad, que incluso ha atentado contra programas para la igualdad entre mujeres y hombres en el país, la pregunta que surge tras analizar estas dos acciones diplomáticas es si el gobierno mexicano considera abrir una vía de financiamiento para el exterior, como la mayoría de los países desarrollados a través de sus agencia de desarrollo.
En 2018, el socio comercial de México y Estados Unidos, anunciaba su política exterior feminista. Canadá señalaba que “aunque las mujeres enfrentan desafíos importantes, como la discriminación, la violencia y la injusticia, están en el centro del cambio cuando se trata de los temas en los que trabajamos, incluida la justicia ecológica, la paz y la reconciliación, la democracia y la participación.”
Su apuesta incluye temas y recursos: seis son los ejes de su diplomacia feminista: igualdad de género y empoderamiento de mujeres y niñas; dignidad humana; crecimiento que funciona para todos; Medio ambiente y acción climática; gobernanza inclusiva, paz y seguridad.
Lejos están los enunciados mexicanos ante estas propuestas, sin embargo, México tiene la gran oportunidad de mirar a América Latina, donde la desigualdad sigue lacerando nuestra historia, y plantearse una verdadera política exterior feminista que centre su acción en el respeto a los derechos humanos de las mujeres y las niñas en los contextos migratorios, que busque erradicar todas los tipos y modalidades de las violencias, que garantice el derecho a defender derechos humanos de las defensoras y la libertad de expresión a las periodistas, que impulse la transformación del periodismo sexista, que promueva el desarrollo y rechace las políticas extractivistas.
A la par, debe avanzar en el interior del país, desarrollar la política de Estado que exigen en las calles las ciudadanas, cumplir con las leyes y recomendaciones que tiene el Estado mexicano en materia de derechos humanos de las mujeres y la vida libre de violencia, al menos por congruencia.